Ya hemos visto la herida del abandono, del rechazo y de la humillación. Y hoy le toca el turno a la herida de la injusticia. Otra herida emocional que tiene efectos muy nocivos en nuestras creencias y comportamientos, y que nos siguen haciendo daño constantemente al analizar todo como una injusticia personal. Os hablaré un poco de en qué consiste esta herida para que sepáis identificar si la tenéis o no, y en qué consiste. También os contaré como sanarla.

 

La herida de la injusticia se crea cuando el niño ha tenido unos padres fríos, autoritarios, críticos, intolerantes, rígidos, muy duros y exigentes. Estos padres lo que buscan es que sus hijos sean perfectos, que no se equivoquen nunca, que sean correctos y hagan lo que se espera de ellos. Un nivel de exigencia muy alto, casi imposible de alcanzar, y muy poco (o prácticamente nulo) afecto. El sentimiento es de inutilidad, de no estar a la altura.

 

“El miedo más grande con esta herida es a la frialdad y a la injusticia.”

 

Sobre todo esta herida se suele producir con el progenitor del mismo sexo, que seguramente tenga la misma herida de la injusticia. La máscara que se crea es la rigidez y la inflexibilidad. Todo se ve desde el prisma del HACER en lugar del SER, de la responsabilidad, del deber, y no de la diversión. Esto hace que seamos muy injustos con nosotros mismos, al ser igual o más injustos de lo que fueron con nosotros.

 

 

CARACTERÍSTICA DE LA HERIDA DE LA INJUSTICIA

 

 

 

Las personas con esta herida se caracterizan por:

 

 

  • Falta de aprecio y valoración. No saben recibir cumplidos porque creen que no los merecen.
  • Perfeccionistas, tanto con ellos mismos como con los demás.
  • Son muy exigentes y controladores.
  • Están todo el tiempo haciendo cosas, ya que su valía la relacionan a las cosas que hagan.
  • Creen que todo lo que se puede conseguir en la vida hay que merecerlo a través del esfuerzo y el deber.
  • Se enfadan mucho cuando se equivocan o no hacen las cosas bien.
  • Necesitan que las cosas sean como hayan dicho o sino se enfadan.
  • Son fríos, rígidos y duros con los demás.
  • No piden ayuda, les cuesta pedir cosas.
  • Tienden a exagerar, lo que le lleva justamente a ser muy injusto/a.
  • El sentido de la justicia y del deber es muy importante. 
  • Utilizan expresiones como “nunca, siempre, jamás”.
  • Son muy injustos con los demás, así como lo son consigo mismos.
  • Son personas que tuvieron que ser maduras demasiado pronto.
  • El estrés y el enfado son muy comunes en estas personas, sobre todo el enfado con ellos mismos.
  • No les gusta cambiar de planes, son muy inflexibles.
  • Les cuesta divertirse y descansar, ya que creen que no lo merecen.
  • Son muy sensibles, por lo que se emocionan con el arte, naturaleza, bondad… Pero solo se permiten emocionarse en estos temas, no en su vida.

 

No es necesario tener todas las características para tener la herida de la injusticia, pero cuantas más características compartamos, más profunda es la herida.

Esas exigencias y necesidad de control están en gran parte de los ámbitos de la vida lo que crea mucho dolor. Las personas de nuestro círculo más cercano se ven asfixiadas por unas normas militares y no se sienten libres. Las relaciones suelen ser tensas, los demás siempre están al acecho para ver cuando saltará nuestro rol justiciero. Eso mismo seguramente es lo que debiste vivir tú en la infancia, donde se te obligaba a seguir unas doctrinas rígidas donde no había margen de movimiento y te sentiste encorsetado/a y tratado/a injustamente. Y también lo serás contigo mismo, impidiéndote tener aquello que más deseas: LA LIBERTAD.

¿SE PUEDE SANAR ESTA HERIDA EMOCIONAL?

 

 

¡Claro que se pueden sanar! Lo ideal es trabajarlo en terapia con un psicólogo especializado en el tema (no todos los somos). Por ejemplo mi equipo y yo, somos expertas en apego y heridas emocionales puedes ver la info de nuestras sesiones aquí.  Pero si prefieres hacerlo por tu cuenta tienes la opción de mi CURSO ONLINE PARA SANAR HERIDAS EMOCIONALES. No sustituirá nunca una terapia pero encontrarás herramientas para poder trabajarlas y sanarlas. También es útil para ti si eres psicólogo/terapeuta y quieres aprender a trabajar con estas heridas en tu consulta. Aquí encontrarás más información.

 

 

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