Otra de las heridas de la infancia, sumamente dolorosa, es la herida del rechazo. Como vimos en el primer vídeo, las heridas de la infancia se forman en nuestros primeros años de vida en la relación con nuestros progenitores. Hoy vamos a ver en que se caracteriza la herida del rechazo, como se forma, su máscara y cómo sanar esa herida.

 

¿De dónde viene la herida del rechazo?

 

 

Rechazar significa “no querer”, “denegar”. Las personas con esta herida han interpretado ese rechazo por parte de sus padres, y se ha grabado en su interior con consecuencias tanto internas como externas. Nuestros padres son los encargados de enseñarnos a recibir y a dar amor. Si esto falla, creceremos con esa sensación de falta de aceptación, amor propio, de no ser suficientemente válidos.

 

 

Viene cuando por ejemplo:

 

 

  • No fue un bebé deseado.
  • Los padres querían un hijo de otro sexo.
  • En casos de sobreprotección donde el niño interpreta que no es amado tal cual es, dando a entender que no tienen las capacidades necesarias para valerse por sí mismo.
  • Padres que se rechazan a sí mismos y que han pasado inconscientemente esa creencia. Que son incapaces de querer, de dejarse querer y de sentir por su propia historia familiar.
  • Con padres muy exigentes y críticos donde solo se remarca el error y el fallo.
  • Niños que han tenido que ser hospitalizados durante largo tiempo y se podía interpretar cuando los padres se iban a casa o a trabajar como un rechazo.
  • Comparaciones continuas con otros niños, donde ellos quedaban siempre en mal lugar.
  • También los mensajes dolorosos de los padres como “apártate, me molestas, no vales para nada, nunca haces nada bien” son el germen de la herida del rechazo.

 

Esta herida, como las otras que hemos visto y veremos, normalmente no son intencionadas. Los padres no tienen la intención de hacer daño aunque así lo transmitan. El niño no entiende que está pasando, interpreta estas conductas como rechazo hacia su propio ser y comienza a crear una máscara para relacionarse con el exterior, para protegerse.

 

La sensación interna es a querer desaparecer, a no querer existir, a no ser tenidos en cuenta ni ser aceptados ni queridos. En la herida del abandono vimos que era con el progenitor del sexo opuesto, y aquí suele ser con el progenitor del mismo sexo.

¿Cuál es la máscara de la herida del rechazo?

 

 

Las personas que tienen esa herida ven las situaciones a través de esta herida e interpretan todo como un rechazo para con ellos, aunque no sea real. Por ello tienen la máscara del huidizo. Para evitar sufrir otro posible rechazo, se aíslan y se cobijan en su mundo interior, creyendo que así se protegen. Por eso la reacción normal de una persona con esta herida es huir. Cómo ya os habréis imaginado, las personas con estilo de apego evasivo tienen esta herida. Os hablé de ello en este artículo.

 

Estas personas tienen estas características. No es necesario tener todas, pero cuantas más características haya, la huella será más grande:

 

  • Perfeccionismo, como se considera que no es suficientemente válida necesita ser mejor para ser aceptado/a. Hay un alto grado de miedo al fracaso.
  • Se rechazan a sí mismos, puede verse en la emoción de la vergüenza.
  • Prefieren rechazar, antes que ser rechazados.
  • Les cuesta mucho desarrollar relaciones interpersonales.
  • Tienen un alto grado de necesidad de aprobación externa.
  • Se sienten culpables al decir NO, les cuesta poner límites.
  • Buscan la soledad para evitar el rechazo, pero a la vez se sienten muy desolados y necesitan mucho de los demás.
  • Se sienten indefensos, en un mundo hostil.
  • Pasan rápido del amor al odio en el amor.
  • Creen que no necesitan de nadie, pero lo cierto es que es una manera de tapar el dolor que les genera el no sentirse amado y querido.
  • Viven mucho en su mundo interior, donde se sienten a salvo, evadiéndose mucho de la realidad.
  • Se comparan con otras personas y se juzgan continuamente.

 

¿Se puede sanar la herida del rechazo?

 

 

Si, afortunadamente, igual que las demás heridas pueden sanarse. Para ello es necesario revivir las experiencias vividas para liberar los sentimientos atrapados. Trabajar el autoconocimiento, aceptación, el perdón hacia uno mismo y hacia los demás, y la autoestima.

Lo ideal es trabajarlo en terapia con un psicólogo especializado en el tema (no todos los somos). Por ejemplo mi equipo y yo, somos expertas en apego y heridas emocionales puedes ver la info de nuestras sesiones aquí.  Pero si prefieres hacerlo por tu cuenta tienes la opción de mi CURSO ONLINE PARA SANAR HERIDAS EMOCIONALES. No sustituirá nunca una terapia pero encontrarás herramientas para poder trabajarlas y sanarlas. También es útil para ti si eres psicólogo/terapeuta y quieres aprender a trabajar con estas heridas en tu consulta. Aquí encontrarás más información.

 

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