En el artículo “Por qué nos cuesta perdonar” os hablé de por qué nos resulta tan difícil perdonar y cuales eran las razones. Pero quedaba algo muy importante por explicaros y es… ¡cómo se aprende a perdonar! No es tarea fácil, por eso he decidido hacerlo en un único artículo para explicaros mejor todo. ¡Empezamos!
¿Porqué nos cuesta tanto perdonar?
Como os decía ya traté el tema del perdón en otro artículo que ha sido uno de los que más os ha gustado en la web. Podéis verlo pinchando AQUÍ. En él os explicaba por qué nos cuesta perdonar teniendo tantos beneficios para nosotros. ¿Somos masoquistas? ¿no sabemos? ¿queremos ser los nuevos vengadores? La cuestión es que nadie nos ha enseñado a perdonar, y existen una serie de prejuicios acerca del acto mismo de perdonar que nos pueden impedir que suceda.
Sentimos la necesidad de perdonar cuando nos sentimos dolidos, defraudados, heridos u ofendidos. Según el grado en el que afecte a nuestros principios los sentimientos negativos serán más fuertes o menos. Todas las emociones tienen su función, incluso las mal llamadas negativas. Se llaman así porque las vivimos de forma negativa pero son necesarias. Aferrarse a ellas, llenarse de odio, rencor y ganas de venganza ya si no que no es nada adaptativo, ni bueno ni saludable para uno mismo.
Buda lo explicaba muy bien decía: “El aferrarse a la ira es como agarrar un carbón caliente con la intención de tirarlo a otra persona; es uno mismo el que se quema”.
¿Qué significa en realidad perdonar?
Cómo os explicaba en el otro artículo, hay una idea errónea de lo que supone el perdonar. Hay gente que lo entiende como humillarse, resignarse, hacer como si no pasara nada, quitarte importancia a lo que pasó, reconciliarse…. No tiene nada que ver el perdonar con estas definiciones.
Perdonar es un proceso terapéutico donde se trabaja con uno mismo. Es un proceso egoísta ya que únicamente recibiremos sus beneficios nosotros. No tiene nada que ver con el otro, ni si se lo merece o no, ni con reconciliarse (puedes perdonar a alguien sin reconciliarte), ni con hacer como si no pasara nada. No está relacionado con ninguna emoción positiva hacia el otro, sino con nosotros mismos.
Perdonar es liberarse de una pesada carga que te impide ser feliz, es aceptar lo ocurrido como parte de tu pasado sin aferrarte a las emociones negativas que te envenenan. Perdonar es una decisión libre tomada conscientemente, sin imposiciones externas ni internas. Se decide perdonar para curarse emocionalmente de las heridas recibidas.
No es necesario que se lo digas a la otra persona, ni que lo sepa. Al ser un trabajo interior solo te necesitas a ti mismo.
¿Cómo se aprende a perdonar?
El proceso de perdonar es como hemos visto arriba, un trabajo interior. En este trabajo no hay tiempos, cada persona y cada situación es única. Pero si hay una serie de pasos necesarios para que el perdón se produzca.
- Apartarnos. Cuando las emociones están a flor de piel lo mejor es alejarnos de la situación y de la persona para respirar y tomar perspectiva. No para alejarse del problema y no enfrentarse a él, si no coger fuerzas para que las emociones sigan su curso. En esos momentos la razón no suele llevarse bien con las emociones tan intensas, es mejor respirar, apartarse y dejar que las emociones hagan su trabajo.
- Reconocer nuestro dolor. Las emociones deben ser reconocidas y aceptadas. Puede que sintamos miedo, rabia, decepción, tristeza, rencor… son emociones que se viven con mucho malestar pero que hay que aceptar. Lo normal es que sintamos una mezcla de varias de estas emociones. No hay ni que reprimirlas ni que controlarlas, hay que expresarlas y gestionarlas para que no se enquisten en nosotros.
- Analiza el dolor. En algunas situaciones será muy sencillo saber porque nos hizo tanto daño una persona. Pero en otras parecerá que hemos tenido una reacción desproporcionada con el suceso en sí. En esos casos debemos analizar la causa y origen de nuestro dolor. Puede que esa persona haya despertado algo que teníamos oculto desde hace demasiado tiempo y fue el detonante para que saliera a la luz. Es un buen punto de partida desde el que trabajar.
- Deja a un lado la venganza. Los deseos de venganza avivan el rencor. Déjate del papel de justiciero/a que tanto daño hace. Hay que abstenerse de cobrar la deuda, de hacerlo pagar. No quieras tener cerca al resentimiento y al rencor, no son unos buenos amigos para convivir.
¿Cómo sabré si he perdonado de verdad?
Dicen que hemos perdonado cuando podemos recordar algo sin dolor. Si todavía sientes rabia, dolor, resentimiento cada vez que recuerdas lo sucedido es que todavía no has perdonado. Sé compasivo contigo mismo, no te exijas ni te obligues a perdonar. Perdonar es una decisión no una imposición. Una decisión de vivir liberado de emociones tóxicas que te envenenan el cuerpo y la mente y no te dejan ser feliz.
¿Un consejo?
Algo que os puede ayudar a perdonar es escribir una o varias cartas a esa persona que te causó ese daño (que obviamente no se la vais a mandar) donde expreséis todas las emociones que os ha causado, todo ese veneno que llevas guardado dentro. Sácalo todo. Es la mejor manera de vaciarte y sanarte por dentro.
Porque recuerda… Hay un dicho anónimo que dice “¿Quieres ser feliz durante un instante? Véngate. ¿Quieres ser feliz siempre? Perdona”. ¿Tú que eliges?
¡Cuéntame tu experiencia! Me gustaría saber si has perdonado o si estás en proceso de conseguirlo, o si has estado en el otro bando y te han perdonado. Os leeré a todos.