¿De dónde vienen las creencias? ¿Cómo se crean? ¿Cómo sabemos que son ciertas? Si nos pusiéramos a analizar la mayoría de nuestras creencias nos daríamos cuenta de que la mayoría nos fueron instauradas desde el exterior, desde nuestra infancia a través de la experiencia, cultura, educación y familia.

Desde niños hemos ido absorbiendo y generando creencias propias y ajenas, muchas veces sin cuestionarlas siquiera. Y gracias a esas creencias limitantes somos unos infelices profesionales. ¡Pero tranquilo/a¡ Afortunadamente, pueden modificarse estas creencias limitantes por otras potenciadoras.

Qué tipo de creencias limitantes tenemos

Me refiero tanto a las que tienen que ver con uno mismo (como creo que soy, como creo que me relaciono con los demás, como me aprecio…) y también como es el mundo que nos rodea (como espero que sean los demás, que prejuicios tengo, que espero de los demás…).

Cada creencia crea pensamientos relacionados. Normalmente son creencias de miedo y poca valía que afectan de lleno en la autoestima. Las creencias dirigen el pensamiento, y el pensamiento condiciona nuestra vida, para bien o para mal. Es el Efecto Pigmalion, si crees en algo acaba siendo real.

Por desgracia muchas de nuestras creencias nos generan un sufrimiento atroz y son producto de muchas infelicidades que ni siquiera nosotros sabemos. Son limitantes y nos impiden alcanzar nuestro verdadero potencial. Pero también pueden crear el resultado contrario: pueden desarrollar tu potencia al máximo.

Están en nuestro subconsciente, esa creencia limitante que algún día se forjó y que aplicamos de manera automático al juzgar al mundo y a nosotros mismos de una manera equivocada.

Nos condiciona desde las sombras, por lo que rara vez somos conscientes de ellas.

cambiar creencias limitantes

¿Cómo podemos modificar creencias limitantes?

Pues supone un trabajo de autoconocimiento interior. Lo más efectivo es aplicar técnicas de PNL (programación neurolingüística):

  • Identificar la creencia negativa o limitante. Es importante saber localizarla y saber de dónde viene y que poder tiene sobre nosotros. Para ello debemos tirar del hilo de pensamientos y nuestra manera de comunicarnos con frases que empiezan por “creo que”, “me temo que” y “confío en que”. También a las generalizaciones que haga tu mente tipo “todo me sale mal”, “nadie me va a querer” y “no valgo para nada”. Y las definiciones que hagamos de nosotros mismos “soy un patoso”, “soy débil”, “soy inútil”. Creas lo que creas para tu mente será la realidad, sea bueno o malo.
  • Desmonta la creencia limitante. Una vez identificada la creencia limitante pensemos: “¿De dónde viene esta creencia? ¿Viene del exterior o la he creado a través de mi experiencia?”.
  • Cuestiona esa creencia limitante, ¿estás seguro/a al 100% de que ese es así? ¿Por qué sigo manteniendo esa creencia? ¿Qué pierdes con ella?
  • Detectar su intención positiva. Toda creencia tiene una intención positiva, pregúntate ¿qué gano con ella? Seguramente en el pasado te protegió de algo, te sirvió en algún momento y por eso la mantuviste. Seguramente te hizo quedarte en tu zona de confort para no atreverte a enfrentarte a tu miedo.
  • Detecta tu intención negativa. ¿Cómo te limita esa creencia? ¿Qué te impide hacer o lograr? ¿Qué te impide lograr?
  • Elegir creencia potenciadora opuesta que quieras instaurar. Debe tener la misma intención positiva que la limitadora para conseguir cambiarla. ¿Cómo puede mejorar mi vida instaurando esa nueva creencia? ¿Qué es lo peor y mejor que pasaría si sigo con mi creencia limitante? ¿Cómo mejoraría tu vida la nueva creencia?
  • Implementar creencia potenciadora. Y por último la implementamos a través de la repetición para que se instale en nuestro subconsciente y trabaje de manera automática como lo hacia la negativa.

Consolidación de la creencia potenciadora

¿Y cómo se puede lograr esto? Pues con la repetición de afirmaciones diarias que podemos escoger nosotros mismos y que nos hagan sentir bien, y que estén relacionadas con la creencia potenciadora escogida. Puedes leerlas en voz alta varias veces al día, creyéndote lo que estás diciendo y sintiendo lo que esa nueva creencia hace en ti. Puedes escribirlas en un folio y llevarlo contigo, o también escribirlo en post-it y pegándolo en un sitio que veas mucho, o también ponerlo de fondo de pantalla en tu ordenador.

Para de vez en cuando en tu día a día, y léelas. Como todo hábito requiere un esfuerzo y una constancia sobre todo al principio, pero esas frases serán las semillas para tu nuevo YO, sin limitaciones y mucho, mucho más feliz.

También debes tomar acción, no solo vale con pensar. Pon a prueba tu creencia limitante, ese no eres tú, es una versión de ti donde todo tu potencial está encerrado esperando para salir. Esperando que tú te lo creas para hacerlo realidad.

Porque recuerda…tus creencias no son la realidad, son la realidad que tú has aceptado y creado.

¿Quieres mi EBOOK GRATUITO sobre "CÓMO PASÉ DE LA DEPENDENCIA EMOCIONAL AL AMOR SANO"? ¡Solo tienes que suscribirte y tendrás acceso automático!

¡Te has suscrito correctamente!